martes, 8 de octubre de 2013

(Reflexión) Dios, Internet y la Coca-Cola

Fuente: lamiradaperpleja.blogspot.com
La comunicación digital nos lleva a ritmo apresurado nuestra vida diaria y debemos estar como Dios y la Coca-Cola, o sea "en todas partes" presente.

En lo personal tengo, por "culpa no intencionada" de mi profe de Conectividad, varias redes más que las que puedo actualmenmte administrar (aparte de los infaltables Twitter y Facebook): L
inkedin, WordPress, Blogger (el cual leen ahora), Tumblr, Souncloud... Y a eso hay que agregarle que por "necesidades del celular" tengo además Whatsapp, Line, Instagram y Skype. Como se ve, mucha presencia, pero muy poco tiempo (más que mal, este es mi segundo blog que escribo). Y eso que no cuento las cuentas de correo que tengo en Yahoo, Hotmail y Gmail.

Una manera de solucionar esto es la integración (entre los medios), me dice el "Profe" en clases. En lo personal no me interesa que en China se enteren que estoy en X lugar o que estoy estudiando tal materia. Pero personalmente estoy "atrapado". Se necesita imperiosamente estar en línea, aunque sea para responder un simple "hola". Ni hablar de cuando no se tiene Internet a mano, que es otra cosa que no cabe analizar acá. 


Fuente: egiptoantiguo.org
Si no se tiene vida virtual, uno simplemente no existe. Es una paradoja saber que uno está vivo en la vida real, pero puede simplemente no existir en el virtual, por más que uno respire y piense.

Simplemente la vida virtual existe, aunque uno no quiera. Y es mejor estar en dos partes a la vez que solo en uno, aún creyendo fielmente que es mejor hacer una cosa bien que dos mal. Y, a la larga, es un mal necesario en estos días comparable solamente con Dios (al cual "pidosuprotección.amen") y la Coca-Cola.com

jueves, 12 de septiembre de 2013

La violencia de nuestro 11/S

Barricadas en Santiago (vía Emol)
En los días once de septiembre ya se ha hecho costumbre, lamentablemente, los actos violentos todo con el fin de conmemorar y recordar a los caídos tanto en el golpe o pronunciamiento militar como los posteriormente fallecidos o desaparecidos en la dictadura, régimen o gobierno militar (le doy a elegir el término que prefiera).

En qué termina todo: desmanes, saqueos, pérdida de bienes...; y lo peor de todo: la afectación de la vida humana a personas que desgraciadamente pasan y/o viven por esos sectores, o que simplemente cumplen con su deber. Este once, si bien los hechos estuvieron localizados, fueron más violentos producto de la utilización de armas de fuego.

Anoche, por ejemplo, se lesionaron 42 carabineros (a diferencia de años anteriores ninguno muerto afortunadamente) y 264 detenidos, según consigna Emol.com, "de los cuales siete están internados en el hospital institucional, seis de ellos en estado grave", el cual agrega "lo anterior a raíz del aumento en el uso de armas de fuego, así como también la utilización de ácido en contra de los policías uniformados, como fue el caso de tres tenientes en la capital."

¿Qué culpa pueden tener los policías de ahora con actos y órdenes realizadas hace 40 años atrás? Muchos no saben pero los Carabineros pasan a retiro entre los 20 a 30 años de servicio y, por ende, no tienen "arte ni parte" de lo sucedido entre el '73 y el '90, siendo una minoría en franco retroceso los que ingresaron y sirvieron a la institución en dictadura, régimen o gobierno militar (nuevamente elija el término que guste). Inclusive, ya no debiera existir ninguno en el 2020, por lo que la excusa de atacarlos por ese motivo debiera terminar.

El problema es simple: se exacerbaron los DD.HH. en favor de quienes propician el caos, por culpa de legisladores que aún tienen "miedo al pasado" y, por eso, ahora se les atropella los derechos a Carabineros por el solo hecho de portar un uniforme. Por el solo hecho de servir en la "Verde Legión". En cambio ellos reaccionan y por seguro se le da la baja al funcionario en cuestión, por "sobrepasar su autoridad".

Carabinero después de un ataque en una barricada (vía Carabineros)

Librería atacada en Concepción (vía Radio Bío-Bío)
Por otra parte, los vándalos cuando se trata de hacer daño lo logran con amplio margen, y cientos de personas son las afectadas en sus casas y locales comerciales. Al menos 16 intentos de saqueos, de los cuales 4 se materializaron, destacándose uno ocurrido en Concepción en una librería céntrica que probablemente sean los mismos que paradójicamente exijan después mejor educación. Acá es cuando se ve claramente la impunidad de los delincuentes, que con el fin de aprovecharse de la situación no escatiman ningún daño a realizar, aún sea con la muerte de sus víctimas.

Y acá volvemos al problema legal de porqué los delincuentes tienen más derechos que sus víctimas, y la respuesta es la misma: con tal que no se sobrepasen los DD.HH. del victimario minimizaron el de las víctimas. Es irrisorio que al imputado el Estado le proporcione ayuda legal con un abogado, mientras que las víctimas simplemente no tienen como costear uno pues el Estado no le asegura uno a su favor.

Cabe destacar un hecho que ocurrió en Osorno y que vale la pena seguir de ejemplo, especialmente para aquellos padres que no pueden controlar a sus hijos en estas fechas conflictivas: un padre fue al sitio donde se estaba realizando una barricada y saco a punta de empujones a su hijo de 16 años que estaba encapuchado causando disturbios (aunque finalmente padre e hijo quedaron detenidos pero el fiscal les dejó en libertad). Gran ejemplo de lo que deben hacer muchos padres de controlar y guiar a sus hijos y no excusándolos con respuestas baratas para salir en su defensa, como "había salido a comprar el pan", "el niño no sabía lo que hacía" "ni idea que hacía estas cosas" o "iba a ver a su abuelita" a altas horas de la noche.


En conclusión, la culpa de esto es compartida: una por el poder legislativo (incluyendo al Presidente o Presidenta de turno como colegislador al dar ideas de qué legislar) que debe revisar en qué esta fallando en el sistema penal; y a los padres de guiar a sus hijos adecuadamente, sin que signifique en lo personal entrometerse más allá de cómo enseñar los hechos ocurrido entre 1970 y 1990 en el país. Ojalá que no vuelva a repetir estas líneas en 364 días más, pero lo más probable es que como van las cosas lo haga nuevamente.




El padre llevándose a su hijo de la protesta (vía SoyOsorno.cl)